El regreso de un Héroe Sonar no podía pasar desapercibido y presenciamos este concierto que se anota como uno de los mejores del año.
El regreso de un Héroe Sonar no podía pasar desapercibido y presenciamos este concierto que se anota como uno de los mejores del año.
Qué bofetada de realidad. ¿Quién podría cuestionar el estatus de Paul McCartney? El músico vivo más importante e influyente del planeta nos regaló un nuevo ritual, extenso, sin fisuras, cercano y con sobrepoblación de hits. Es impresionante adentrarse en su ética de trabajo, el amor por cada detalle. Tiene 82 años y sigue luciendo ese rol del creador inquieto. Su cancionero es implacable, también su olfato a la hora de empoderar una banda de apoyo que supera dos décadas de impecable labor secundado al héroe Beatle.
McCartney agradece una y otra vez a su legión de talentos, algunos de ellos, el trío de bronces Hot City Horns, protagonistas en pistas como ‘Letting Go’. En un aplicado español, saluda en distintos momentos a un público domado desde ‘Can´t Buy Me Love’ y dispuesto a sumergirse en todas sus aguas creativas. Wings forma parte relevante del set, ‘Let Me Roll It’ suena majestuosa y eriza la piel, tanto como el homenaje a George en ‘Something’.
Todo parece un regalo, una postal única. El ensamble visual de ‘Now and Then’ o la recóndita ‘In Spite of all the danger’, uno de esos tesoros hallados en “Anthology”. Paul podría ser el rockstar más despiadado y pedante de todos los tiempos, pero no, sus sentencias y reflexiones lucen cálidas y cercanas. Su “Hasta la próxima” al cierre del show suena creíble. Estamos claros que el paso del tiempo es implacable y tanto su despliegue como timbre lucen evidente fatiga de material, pero su contenido es tan soberbio que hasta una versión más desgastada de lo visto esta noche, sigue siendo un espectáculo de asistencia casi obligatoria.
Más que escarbar en el carrusel de emociones escrito en el setlist, la reflexión apunta al inmenso vacío que podría dejar un retiro de Paul McCartney. Lo suyo no es exceso de pirotecnia o recursos, tampoco frases para el bronce. Lo ofrecido esta noche en el Estadio Monumental es simplemente la vía expresiva de una estrella capaz de disfrutar su atemporalidad, buscando desafíos y nunca perder la perspectiva. Sana soberbia.
Foto por: Andie Borie - @andieborie x DG Medios