Viernes 31 de enero de 2020

La banda canadiense ha compartido con bandas de la talla de Arctic Monkeys y Catfish & The Bottlemen, pero su ambición va más allá de la nostalgia por las guitarras.
La historia es la que podrían tener muchos jóvenes aspirantes a músicos: Dos amigos de infancia, compartiendo su interés por bandas como AC/DC en el sótano de sus casas. Así de simple es como comenzó Cleopatrick, duo canadiense que aferrado a la honestidad más cruda y abrasiva busca ser parte de una reinventada camada de músicos dedicados al rock... Aunque ojo, ellos mismos reconocen cierto desdén por el término.
“Cada vez que alguien se refiere a Cleopatrick como una banda de ‘rock’, suena inmediatamente nostálgico, sorprendente y pasado de moda”, ha apuntado públicamente Luke Gruntz, el vocalista y guitarrista de Cleopatrick, evidenciando su búsqueda de evolución, innovación y originalidad.
Formados en 2015 y ya no sólo inspirados en los íconos de antaño del género, sino también en la cadencia proveniente del hip hop y otros ritmos, Gruntz y el baterista Ian Fraser han lanzado dos EPs – ‘14’ y ‘Boys’- que les han bastado para haber acumulado de forma completamente independiente más de 25 millones de reproducciones en Spotify.
Apostando por debuts a lo grande, el primer festival de Cleopatrick fue Lollapalooza Chicago 2018 y más tarde, su primera gira internacional a finales de ese mismo año incluyó 38 fechas en Inglaterra, Alemania, Francia, EE. UU. Y Canadá, con entradas agotadas.
Pero, aun habiendo sido comparados con bandas como Arctic Monkeys y Catfish and the Bottlemen, el foco de Cleopatrick está puesto en romper los paradigmas para hacer algo completamente nuevo, sin etiquetas ni prejuicios.
“Estamos a punto de cambiarlo todo. Nosotros y cualquiera que quiera unirse, de eso se trata”, es el lema de esta banda que nos invita a dejar de lado nuestra concepción del rock y disfrutar de sonidos frescos y modernos.